La CATEM persigue objetivos muy claros; entre ellos, reposicionar al empleado y al sindicalismo como una actividad honesta, legítima, democrática y representativa
La valía de un sindicato no reside en su tamaño, o en la “importancia política” de sus líderes, sino en la calidad de vida de sus agremiados.
Regímenes anteriores nos han hecho creer que hay sindicatos poderosos, intocables y que difícilmente se llevarán a cabo los ansiados cambios que merece la clase trabajadora mexicana.
Por mandato ciudadano, esa visión empezó a cambiar desde el 1 de julio del año pasado. Y el presidente López Obrador, con hechos, y no con discursos, está llevando a cabo esta transformación.
Solemos escuchar que los líderes sindicales lo son porque tienen acceso al poder y son cercanos a los grupos de élite (políticos y económicos); la Cuarta Transformación nos está mostrando un nuevo camino, una nueva forma de representación, aquella donde el trabajador se ubica en el lugar que siempre le ha correspondido: el centro de la dinámica económica nacional.
En la CATEM (Confederación Autónoma Nacional de Trabajadores y Empleados de México) estamos convencidos de que los derechos de todos los trabajadores del país, ya sea que se ubiquen en el sector formal o informal, deben estar protegidos. Eso debe hacer un gobierno por su gente: proteger sus derechos.
Un claro ejemplo es la ratificación del Convenio 98, de la Organización Internacional del Trabajo(OIT); si bien tardía en México -pues éramos el único país pendiente de contar con dicho convenio- hoy celebro que el Senado de la República haya suscrito el legítimo derecho de libre asociación que tienen todos los trabajadores del país.
Una segunda acción concreta, de gran trascendencia, fue el incremento a los salarios mínimos que, por primera vez en décadas, comienzan a recuperar su valor adquisitivo. La meta es que gradualmente el salario mínimo pueda cumplir con su mandato constitucional.
Desde sus orígenes, la CATEM persigue objetivos muy claros; entre ellos, reposicionar al empleado y al sindicalismo como una actividad honesta, legítima, democrática y representativa.
Y es por ello que unimos nuestros esfuerzos al proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues encontramos coincidencias en la urgencia de llevar al país a una senda en la que se erradique la corrupción, la impunidad y los privilegios. Por ello, la CATEM, organización de la que me enorgullezco presidir, se compromete no sólo con los trabajadores, sino con los otros elementos de la cadena de valor de la economía mexicana: los empresarios, que apuestan por México, que invierten en México, que abren fuentes de empleo para los mexicanos y las mexicanas.
Creemos que solos es muy difícil lograr avances. Sin embargo, en equipo, de manera transparente, honrada y responsable, empleados y empleadores llevaremos el sindicalismo al lugar que le corresponde: uno de representatividad real que lleve al beneficio colectivo y mejore la vida de las familias de los trabajadores mexicanos.
SENADOR DE MORENA